La alimentación puede causar una serie de enfermedades como la obesidad, la diabetes tipo II, fibromialgias, enfermedades articulares y reumáticas, enfermedades de la piel como la psoriasis, o simplemente alteraciones del aparato digestivo inespecíficas.

La leche, que es en teoría un alimento sano por ser rico en calcio, puede ser perjudicial para otros pacientes. La rúcula, usada mucho en la actualidad por su aporte en vitaminas y minerales, puede causar problemas a algunas personas. Y así con infinidad de alimentos que consumimos a diario: pescados, carnes, frutas, verduras, lácteos...

Una alimentación en teoría sana puede causar enfermedades crónicas por las intolerancias alimentarias que puede provocar.

La intolerancia alimentaria se puede definir como una reacción de defensa exagerada del sistema inmune.

El principal problema con las intolerancias alimentarias es que puede que nunca sean reconocidas como tales. Esto es debido principalmente al hecho de que los problemas de salud asociados pueden manifestarse después de un período de 8 a 72 horas tras la ingestión de un determinado tipo de alimento. Por ello es posible que estos problemas aparezcan en el sistema digestivo o en el tracto intestinal un viernes cuando en realidad el alimento habría sido ingerido un miércoles.

Nuestro laboratorio de análisis clínicos pone a disposición de todos los médicos especialistas de nuestro centro médico y de nuestros pacientes la prueba ImuPro300.

Con este análisis de sangre, el médico puede confirmar si el paciente tiene algún tipo de intolerancia alimentaria. Aproximadamente 270 tipos de alimentos y aditivos son individual y extensivamente analizados por este método. Cada paciente recibe un informe personalizado con los resultados denominado perfil de inmunidad.

A partir de él, el paso siguiente es bien simple: se omiten los alimentos intolerados en la dieta.